Era un caluroso día de verano en el que un detective de la policía decidió darse un baño en un río. De repente oyó a una chica llorando.
“¿Qué ha pasado?” preguntó a la chica que lloraba. “Cálmate y cuéntame qué ha pasado”
“¡¡Me han robado mi pulsera!! No se puede imaginar lo importante que es para mí. Vengo aquí cada día. Hoy me he quitado la pulsera para tomar el sol y la he puesto encima de mi libro, me he quedado dormida y cuando he despertado, la pulsera había desaparecido!!” le contó la mujer.
El inspector comenzó a mirar alrededor de la mujer buscando pistas que le ayudaran a averiguar quién había robado la pulsera, pero no encontró nada, ni siquiera huellas de pisadas en la arena alrededor de ella, las únicas huellas eran las de la mujer.
Las demás personas que estaban en la playa se acercaron a ver qué pasaba y echándoles una simple mirada, el detective averiguó enseguida quién había robado la pulsera.
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